Summary
Eutostea, la tercera princesa de Tebas.
Por la noche, un hombre apareció por su ventana y susurró con voz melosa: “Vine para ser tu amante por una noche. Después de esta noche, no me recordarás, ni nos volveremos a encontrar.”
¿Quién era él? Apolo, el dios de la profecía. Como ser humano, ¿quién podría resistirse a un dios?
“Princesa de Tebas…” El hombre se apoyó contra el marco de la ventana en una oscuridad total con solo la luz de la luna enmarcando su estatura.
Y a pesar de lo que dijo, Apolo vino a visitarla nuevamente.
“Mañana, todos en Grecia sabrán que eres mi mujer”.
¿Cuánto durará su reunión secreta?
Afelio, rey de Tebas, ardiendo de vergüenza voló al Templo de Grecia para confirmar la identidad del hombre sospechoso que entraba y salía de la habitación de la tercera princesa. Las tres princesas se unieron para confirmar la aparición del hombre que decía ser el autoproclamado dios Apolo.
Mientras Eutostea dudó por un momento, la vela caliente se derritió y goteó sobre el hombro de un Dios.
“¿De verdad no me reconoces?”
“¿Cómo sé que eres tú?”
Apolo agarró su barbilla y acercó sus labios a los de ella.
“Mira y abre tu corazón, Princesa de Tebas. Aquí yace el rostro que anhelabas ver.”