Summary
“No salgas ni un paso fuera de mi mansión.”
Cuando este hombre se enojaba, el miedo la hacía temblar sin que pudiera detenerlo.
Antes de pensarlo con la cabeza, su cuerpo ya lo había percibido.
Su instinto le gritaba que se alejara de él, pero, en cambio, no podía moverse.
“¿Lo sabes?”
Damian, sonriendo sin sonido hacia Kanna, continuó hablando.
“En la subasta. Incluso aquellos que no pueden percibir feromonas se excitan al verte.”
Por un momento, al recordar ese día, los ojos de Damian se oscurecieron fríamente.
Solo pensarlo le dejaba una sensación desagradable.
“Tu cuerpo debe ser tan seductor que hasta los humanos se sienten atraídos. Así que, Kanna…”
“Sí…”
“No salgas ni un paso fuera de mi mansión.”
“……”
Damian, viendo que ella no respondía, la agarró fuerte por el mentón de manera brusca.
“Responde.”
Kanna, con la mandíbula firmemente sujeta, dejó caer una lágrima y respondió con una voz débil.
“……Sí, amo.”
Aunque Kanna temía, ya sabía que su dueño era amable. Aunque tuvo que decirle una mentira, también sabía que lo hacía por su bien.
Por eso, ya había decidido dejarlo por él.