Summary
“Su Alteza, ¿te gustaría hacer una apuesta conmigo? Si gano, olvidarás el nombre de mi criada en un mes.”
“Por supuesto. Aunque es difícil establecer contacto visual con tu criada, su nombre es fácil de recordar”.
Liana Theodore, la criada en cuestión, estaba dispuesta a participar en la apuesta con el príncipe a quien amaba. No era justo que una criada albergara sentimientos por el príncipe heredero, así que estaba decidida a dejar de lado su efímero amor no correspondido.
“Su Alteza el Príncipe Ilde ha tenido un ataque de locura. Según sus órdenes, he venido a buscar a la señorita Araadina Riana”.
La ansiedad la consumía, y si no se apresuraba, podría tener consecuencias fatales.
“Liana, ¿por qué has llegado tan tarde?”
“Nunca más lo haré, por favor, no me dejes sola”.
Con ojos azules y una expresión asustada, ella le sonrió con ternura, como un verdadero ángel.
Así comenzó su obsesión.