Un Paso Adelante Hacia El Sendero De Las Flores

Viví toda mi vida siendo utilizada por otras personas y morí a los 16 años. Pensé que todo terminaría así, pero cuando volví a abrir los ojos, me encontré en el pasado. Temía que tendría que revivir el dolor una vez más hasta la muerte, pero de repente, apareció un hombre que nunca antes había visto: mi padre.

Mi papá, que ni siquiera sabía que existía, me miró con ojos llenos de preocupación y me preguntó, “¿Cuándo vas a quitarme mis poderes?” Mis palabras lo hicieron tambalearse, sus ojos reflejaban un profundo temor. “Todos lo hicieron. Tú, ¿cuándo los tomarás?”

“No lo haré”, le respondí.

“¿Por qué?” Ivanna no podía entender. Todos codiciaban mi poder, todos lo deseaban, diciendo que era un regalo de Dios para la humanidad.

Entonces, ¿por qué él se negaba? “Nadie tomará tu poder ahora. Nadie te molestará. Yo te protegeré.”

“Estás tratando de tomar mi poder”, insistí.

“No lo estoy”, respondió con firmeza.

“Todos dijeron eso y me robaron mi poder. Me encerraron en la cárcel”. Fue un relato inusualmente cruel para que lo pronunciara una simple niña de cinco años. Pero mi rostro carecía de emociones, como si lo que había dicho fuera la pura verdad. Vi el corazón de Dante colapsar cuando comprendió el sufrimiento que había soportado su hija.